Los tatuajes han formado durante siglos una parte importante en la historia y cultura del hombre, convirtiéndose con el paso del tiempo en una marca firme acerca de todo tipo de historias, experiencias y por supuesto también de sentimientos como el amor y el dolor. Vamos a hablar un poco más acerca de estas particularidades y del modo en que han conformado una parte tan importante del arte para diferentes culturas a nivel mundial.

Breve historia sobre los tatuajes

Es difícil precisar el momento en el que se realizaron los primeros tatuajes, ya que hablamos de miles de años de antigüedad, así como su desarrollo a partir de diferentes culturas.

Lo que sí tenemos claro es que los tatuajes comenzaron en las antiguas civilizaciones, ya que se han podido encontrar cuerpos preservados con tatuajes incluso de la Edad del Bronce en Europa, así como en momias egipcias.

Por aquel entonces, el cometido principal de los tatuajes eran religiosos, de identidad cultural y ceremoniales.

Con el paso de los siglos, cada vez eran más las culturas que adoptaban el tatuaje, muchas veces como identidad y pertenencia a una tribu o como signo de estatus, mientras que en otras culturas se relacionaban con la protección espiritual y con la guerra.

Con el paso de los años, multitud de culturas comenzaron a percibir el tatuaje como un elemento estigmatizante que generaba rechazo, ya que era habitualmente utilizado por personas de mala vida e incluso por bandas con comportamientos violentos, lo que dio lugar a una imagen negativa que se extendió durante mucho tiempo.

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, los tatuajes comenzaron a convertirse en una expresión más artística, dando lugar a un desarrollo muy significativo de este campo, el cual se adaptaba las distintas tendencias y diferentes subculturas que se popularizaron durante esa época.

A día de hoy, los tatuajes son una expresión artística individual aceptada en todo el mundo, ya que este arte se ha desarrollado hasta tal punto que podemos encontrar auténticas obras de gran valor cultural y estético, y aunque en algunos núcleos siguen siendo identificativos de la pertenencia a determinadas bandas o grupos delincuentes, este concepto ha ido perdiendo fuerza al ser superado por el concepto del tatuaje cultural.

El sentido emocional y cultural del tatuaje

La historia nos ha demostrado que la belleza en el tatuaje es capaz de superar épocas negativas que generaban una imagen de rechazo por el mal uso de estos elementos artísticos.

Tanto a nivel emocional como cultural, el tatuaje es a día de hoy una alternativa muy bien valorada, siempre y cuando nos pongamos en manos de profesionales con una elevada capacidad artística que les permita crear en nuestra piel obras de arte exclusivas.

Actualmente, el tatuaje puede adquirir diferentes significados entre los que destacan:

• Identidad personal e historia propia.
• Pertenencia a un determinado grupo a nivel cultural o social.
• Elemento de recuerdo y homenaje a seres queridos, mascotas y eventos específicos.
• Expresión emocional profunda y compleja que expresa amor, esperanza, pérdida o dolor.

Una forma de arte utilizada para transmitir tanto el amor como el odio y el dolor

Uno de los aspectos que más sorprende en de los tatuajes es el hecho de que tienen una gran capacidad para poder trasladar sensaciones contrapuestas a través de lo que podríamos denominar como simples marcas en la piel.

Un tatuaje es una forma de arte con una elevada carga de significado emocional y simbólico, y de hecho, a menudo han sido utilizados para expresar emociones que van desde el amor hasta el odio y el dolor.

De esta manera, el tatuaje se puede utilizar desde diferentes perspectivas emocionales como son:

• Amor y afecto: son una expresión directa hacia lo que sentimos por nuestros seres queridos. En este sentido existen diferentes tipos de tatuajes que buscan una representación personalizada como puede ser un símbolo, un nombre, una fecha o un rostro.
• Odio y rebeldía: el odio y la rebeldía también se expresan a menudo a través del tatuaje, en cuyo caso se trata de diseños con un simbolismo negativo que representan una injusticia, una experiencia traumática un sentimiento de opresión. Generalmente buscan desafiar las normas establecidas.
• Dolor y superación: a lo largo de nuestra vida podemos sufrir dolores tanto emocionales como físicos de gran profundidad, y aquí es donde el tatuaje puede tener un efecto terapéutico a modo de consuelo y como símbolo de fortaleza que demuestra que no sólo somos capaces de superar estas situaciones, sino también de salir más fuertes de ellas.